Durante la época colonial, cuando surgen los estereotipos que gobernarían la vida general de la mujer del siglo XVI-XVIII, y más tarde la subsistencia de la mujer del siglo XIX, entre los que se encuentran resaltan: la sumisión absoluta al hombre, la predestinación al matrimonio, la permanencia en el hogar, el cuidado de los hijos, la conservación del recato y la virginidad, entre otros. la mujer como el indio y el esclavo fueron declarados inferiores, sometida a la explotación en calidad de objeto y a la tutela varonil por causa de su inferioridad" .
La mujer del siglo XIX a pesar de haber vivido un cambio en las estructuras políticas, ideológicas, económicas y sociales, no vivió un cambio en el ámbito personal, pues sus sentimientos, pensamientos y opiniones quedaron callados y omitidos por la mayoría de los hombres y de la sociedad de dicho siglo. Ni la independencia ni la colonia le permitieron a la mujer desarrollarse como ser humano; es más, no le permitió ni siquiera decidir sus sentimientos en cuestiones de amor, amistad y fraternidad.
La mujer del siglo XIX a pesar de haber vivido un cambio en las estructuras políticas, ideológicas, económicas y sociales, no vivió un cambio en el ámbito personal, pues sus sentimientos, pensamientos y opiniones quedaron callados y omitidos por la mayoría de los hombres y de la sociedad de dicho siglo. Ni la independencia ni la colonia le permitieron a la mujer desarrollarse como ser humano; es más, no le permitió ni siquiera decidir sus sentimientos en cuestiones de amor, amistad y fraternidad.
La mujer al único papel al que podía aspirar, dentro de una sociedad creada y gobernada absolutamente por y para los hombres, era el de ser vista como conservadora de la riqueza, de la sangre y de la religión. Por lo tanto, para comprender la situación de la mujer durante el siglo XIX, es necesario echar un vistazo a la condición que mantenía en la etapa colonial, ya que es a partir de este periodo cuando se le empiezan a colocar etiquetas a la mujer que no cumplía las normas establecidas por la sociedad y a exaltar a la mujer que seguía el ejemplo de honradez, rectitud y respeto, hacia el hombre y la misma sociedad.
Actualmente la mujer tiene derechos y más oportunidades de vida, y se tiene otra perspectiva sobre la mujer.
La mujer es un ser humano, por tanto es una persona y como tal debe ser tratada. La mujer no es un objeto, no es un útil capaz de producir placer o dolor, no es una figura decorativa que se encuentre detrás del macho, es una persona que goza de igual dignidad que el hombre y por tanto, merece igual respeto y oportunidades.
La mujer ha dejado de ser considerada como un objeto pasivo para convertirse en un sujeto que juega un papel activo de suma importancia en la sociedad actual. Sin embargo, en México sigue molestándonos esta situación; seguimos considerando que la mujer debe estar en casa, cuidando a los niños, sin mezclarse para nada en los asuntos de los hombres (léase de los machos). Para algunos hombres, es molesto que una mujer trabaje, que una mujer opine y, sobre todo, que una mujer llegue a destacar; es decir, se sigue considerando a la mujer como un objeto al servicio del hombre y no como un ser humano, como una persona.
La mujer tiene un papel en la actualidad tan importante como el del hombre y al igual que en otras esferas, la única forma en que puede esperarse algo positivo, es a través de la cooperación y la solidaridad, y no por medio de una competencia absurda.
Les hace falta a los mexicanos, madurar y aceptar, que la mujer es un sujeto, una persona, a quienes todos tenemos la obligación de respetar y apoyar durante toda nuestra vida. Pues todavía algunos tienen la misma idea que nuestros antepasados.
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